PHOENIX — Sobre una mesa en la sala de la casa, hay recuerdos preciosos como fotografías, un poema y un par de anteojos.
Para cualquiera, puede que no parezcan gran cosa, pero para Jennifer Brindle estos artículos significan el mundo entero.
«Ella era realmente especial», comentó Brindle. «Ella era la que siempre daba abrazos. Siempre quiso dar amor a todos»,comentó.
Está hablando de su hija, Hannah Brindle, de 16 años. Ella describe a la adolescente como una persona con mucha chispa, cariñosa y honesta, estudiante dedicada, trabajadora y apasionada por los autos.
«Ella era un ángel en la tierra», aseveró. «Es una gran pérdida y nuestra casa está tan tranquila y fría sin ella ahora».
El miércoles 15 de marzo empezó como un día cualquiera.
La madre de Hannah dice que fue al centro comercial con una amiga. Hicieron algunas compras, se arreglaron las uñas y regresaron a la casa. Un poco más tarde se fueron, pero no antes de que Hannah les diera el último adiós.
«Dijeron que se estaban preparando para partir y les dije que manejaran con mucho cuidado», compartió Brindle.
«En ese momento no estaba lloviendo tanto. La última vez que me abrazó, me abrazó muy fuerte y lo hizo más tiempo de lo normal. Es como si supiera que algo iba a pasar. Desearía no haberlo hecho, haberla dejado salir esa noche».
Cerca de las 9 p.m., Hannah y sus tres amigos conducían por East Guadalupe en la ciudad de Mesa cuando las autoridades dicen que perdió el control del auto deportivo mustang.
“Sus amigos dicen que se esforzó mucho por mantener el auto correctamente, que las calles estaban muy mojadas, que llovía mucho”, dijo Brindle.
«Dijeron que se derrapó un poco y pensaron que lo había enderezado. De repente, su auto dio una sacudida hacia la derecha y las dos llantas delanteras estaban en la acera patinando y luego golpeó esa roca».
La roca decorativa que estaba sobre la banqueta hizo que el auto volcara y chocara contra un poste.
«En cualquier otro lugar hubieran estado bien», dijo Brindle. «Creo que todos estarían vivos, esa roca es lo que la voleteó».
Brindle recuerda haber llegado al lugar del accidente esa noche queriendo ver a su hija. Ella recuerda las luces intermitentes, toda la policía y ver el auto volteado.
«Pude ver su auto volcado, recuerda verse gritando bajo la lluvia y gritando, ‘¡Mi bebé no!’ ¡Mi bebé no!’”, aseveró.
«Dijeron que la velocidad pudo ser un factor junto con el mal clima, pero ella nunca aceleró, manejaba de manera segura, era la más tranquila, conducía como una abuela con demasiado cuidado», comentó.
Horas después, supo que su hija y otras dos personas habían fallecido; uno de los menores que iba en el auto sobrevivió. Todos los días desde que piensa en los involucrados, dice que le duele el corazón.
«Lo siento mucho por los otros padres», mencionó muy triste.
«No tengo las palabras. Ella no quería esto, nunca los hubiera lastimado. El apoyo es lo único que nos ayuda a superar esta pesadilla del infierno en el que estamos porque solo quiero desmoronarme y morir».
Desde entonces, Brindle ha regresado al lugar del accidente donde ahora se encuentra un memorial que ha crecido con flores y otros adornos en memoria de los jóvenes.
Ella dice que caminó de un lado a otro por ese tramo de la calle y cree que si esa roca decorativa no hubiera estado a un lado de la calle, el auto no se habría volcado y todos habrían sobrevivido.
También notó que no hay desagües pluviales a lo largo de la calle, por lo que en los días en que hay mal tiempo, el agua no tiene adónde ir y se acumula.
«No fue su culpa, fue el agua y la roca», concluyó.
«Había un canal justo detrás de donde ocurrió el accidente, pero el agua estaba en la calle y no tenía forma de llegar al canal. No hay nada para drenar en ese lugar».
16 años de sonrisas, abrazos, ahora todos los recuerdos se han ido.
Para su familia, el dolor es demasiado para soportarlo, pero están haciendo lo que pueden para seguir adelante. Sin embargo, Brindle dice que por ahora se aferra a los recuerdos y no está segura de si alguna vez estará lista para decir adiós.
«Hay tantas personas que amaban a todos los niños que estaban en esto», dijo. «Todos eran los mejores niños».
Brindle dice que a su hija le encantaba ayudar a los demás y donó sus órganos, lo que ayudó a por lo menos a otras 20 personas.
Ella también está muy agradecida por el apoyo de la comunidad y dice que eso es lo único que los está ayudando en este momento difícil.
La familia también ha creado un GoFundMe para ayudar con los costos funerarios inesperados. Si desea ayudar a la familia, puede donar aquí.
Fuente: 12news.com